Conoce más acerca del Patrimonio Cultural en este blog

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Referencias de las culturas etrusca, bizantina, paleocristiana.

Julieta de Jesús Cantú Delgado, Heriberto García Martínez. (1996). Historia del Arte. México: Trillas.

María del Rosario Farga Mullor. (2012). Historia del Arte. México: Pearson.


José Manuel Lozano. (2014). Historia del Arte. México: Grupo Editorial Patria


domingo, 6 de diciembre de 2015

Cultura Bizantina

Contexto histórico

A la muerte del emperador romano Teodosio, el Imperio se va a dividir entre sus dos hijos, correspondiendo a Honorio la parte occidental y a Arcadio la oriental. Mientras esta última pervivió durante mil años con el nombre de Imperio bizantino, en Europa occidental tendrán lugar una serie de invasiones que acabarán con el Imperio de Occidente provocando la aparición de un mosaico de estados nacionales bajo la autoridad de los diferentes pueblos bárbaros (en latín extranjeros) .El arte bizantino puede denominarse arte paleocristiano de Oriente y se desarrolla entre los años 330 y 1453. Se va a caracterizar por la fusión entre la Iglesia y el Estado, la exaltación de la autoridad del emperador, el extraordinario lujo y riqueza, en parte derivados de sus contactos con Oriente y la pugna ideológica entre los partidarios del uso de la imagen en el arte (iconódulos) y los detractores de este aspecto (iconoclastas) quienes consideran necesaria la eliminación de las imágenes para llegar a una unión más completa con la esencia de la divinidad. Podemos distinguir tres etapas en el desarrollo del arte bizantino:
  • Primera Edad de Oro (desde la división del Imperio hasta principios del siglo IX). En ella se inscriben las brillantes conquistas y aportaciones del emperador Justiniano (527-565) y las primeras luchas iconoclastas.
  •     Segunda Edad de Oro (primera mitad del siglo IX). En este momento, los defensores de las imágenes elaboran programas iconográficos con unos códigos figurativos que todavía permanecen en la actualidad en las iglesias ortodoxas.
  •        Tercera Edad de Oro  o deuterobizantina (último cuarto del siglo IX hasta la conquista de Bizancio por los turcos en 1453). En esta fase, el poder de Bizancio se extiende por los pueblos eslavos, rumanos y rusos que son cristianizados e incluso reciben un nuevo alfabeto (el cirílico). Se crean de esta manera las bases de una nueva civilización que pervivirá más allá de la dominación política de los emperadores.



Las aportaciones del Imperio bizantino van más allá de sus formas arquitectónicas e iconográficas. Debemos referirnos al campo de las letras en el cual Bizancio constituyó un nexo de unión.

La arquitectura bizantina

Las notas definitorias de esta arquitectura son:
·         Uso de ladrillo como material constructivo, solo o combinado con piedra en los exteriores y con mosaico en los interiores.
·         Como soportes se emplean las columnas con capiteles vegetales tallados a trépano o con la técnica de avispero. Sobre ellos se dispone un cimacio para elevar la altura de la nave y hacer más esbelta la construcción.
·         El arco utilizado es el de medio punto, a veces con dovelas alternas de piedra y ladrillo.
·         Empleo sistemático de la cubierta abovedada, sobre todo la cúpula sobre pechinas que simboliza la bóveda celeste. Estas cúpulas se construyen mediante hiladas concéntricas de ladrillo en ritmo decreciente hacían la cima.
·         Contraste entre la sencillez y austeridad de los exteriores y el brillo deslumbrante de los interiores decorados con mosaico y mármol en los Balcanes, Ucrania y Rusia. Con el paso del tiempo se irán incorporando elementos decorativos en los exteriores de los edificios, tales como ventanas con molduras, elementos cerámicos o combinación de bandas de ladrillo buscando efectos de policromía. Rara vez aparece escultura en las fachadas.
·         En la tipología de los edificios se advierte la preferencia por la planta centralizada en estrecha relación con el simbolismo concedido a la cúpula. No obstante, se conserva la estructura de la basílica paleocristiana aumentando el espacio del nártex y colocando delante del altar una separación denominada iconostasis, sobre la que se disponen imágenes o iconos pintados.

Entre los edificios que representan la evolución de la construcción bizantina, podemos citar los siguientes:

En la primera Edad de Oro

La iglesia de los Santos Sergio y Baco (primer tercio del siglo VI) y la de Santa Sofía de Constantinopla (construida entre los años532 y 537). Presenta una planta de diseño casi rectangular, do-minada por una gran cúpula central horadada en su parte inferior por ventanas que la dotan de gran luminosidad. Esta cúpula se asienta sobre pechinas que se apoyan en cuatro estribos con sus arcos, reforzados en el exterior por contrafuertes. El cruceroes cuadrado y se prolonga en ambos lados por dos semicírculos cubiertos con semicúpulas y que llegan hasta los ábsides. El edificio fue construido por Artemio de Talles e Isidoro de Mileto y dedicado a la Santa Sabiduría personificada en la Virgen María, hecho que se recuerda al visitante con la inmensa imagen que preside su ábside.
Pertenecen también a este momento las iglesias de la ciudad de Rávena: la de San Vital que se inspira en la planta de los Santos Justo y Baco y las de San Apolinar in Clase y El Nuevo, que siguen la clásica tipología basilical.

 En la segunda Edad de Oro

Predomina la planta de cruz griega con cinco cúpulas realzadas mediante tambor. El ejemplo más característico es San Marcos de Venecia. Esta iglesia está concebida como una prolongación del Palacio Ducal y presenta un exterior adornado con mosaicos de color dorado. Se accede al interior mediante un nártex que da paso al espacio cupulado, también recubierto con mosaicos en los que se narran temas evangélicos como el Pentecostés de la nave central

 En la tercera Edad de Oro

Tiene lugar la expansión del arte bizantino por Creta y Grecia en numerosos conjuntos monacales (Mistra, monte Athos) y también por el Danubio y Rusia, manteniéndose la tipología de cruz griega con cúpulas hasta bien entrada la Edad Moderna. Ahora los materiales ornamentales mezclan la pintura al fresco, los mosaicos y la cerámica que se dispone sobre las torres de silueta bulbosa que se van a convertir en el elemento más característico de esta arquitectura. Ejemplos del periodo son las iglesias de Santa Sofía de Kiev o la catedral de San Basilio de Moscú.

Las artes figurativas en Bizancio

Las técnicas

Mosaico. Destruidos en su mayor parte los mosaicos de Constantinopla, los conjuntos más sobresalientes se encuentran en Italia y Grecia. En el primer foco
San Marcos de Venecia y las iglesias sicilianas de Monreale, Cefalu y Palermo anticipan los rasgos característicos e iconográficos de la decoración de los ábsides en el periodo románico.
Pintura al fresco. Es menos costosa que el mosaico y los paramen-tos de mármol. Por eso cubre las paredes de las iglesias con el fin de expresar diferentes temas al servicio de la liturgia. La disposición arquitectónica se relaciona con la importancia de los motivos representados, situándose en el ábside la imagen del pantocrátor, en las naves diferentes ciclos de la vida de Cristo y en el nártexescenas de la vida de la Virgen
Iconos. Pinturas sobre tablas con las imágenes de Cristo, la Virgen o santos que alcanzan extraordinaria difusión y que serán uno de los detonantes de la crisis iconoclasta. Desde el punto de vista formal, presenta fguras estilizadas y una gran armonía de color. Destacan los producidos en la escuela rusa, la chipriota y la griega que en la mayoría de los casos no tendrán una función litúrgica y se utilizarán como presente en las ceremonias palatinas y cortesanas.
Iluminación de manuscritos. Como Biblias, salterios (libros de salmos) o evangeliarios entre los cuales cabe destacar una corriente aristocrática caracterizada por la decoración de páginas enteras (como el  Menologio de Basilio II) y otra más popular con abundantes representaciones marginales (Salterio de Kludov).

La iconografía

En la primera Edad de Oro, la representación figurativa va a enlazar con la tradición paleo-cristiana, en la que confluyen dos tendencias: la helenística, más clásica y preocupada por el espacio y el volumen y la siria caracterizada por la representación plana y el idealismo en rostros y actitudes. Esta última habrá de imponerse debido a que la estrecha alianza entre Iglesia y Estado desarrollará un arte áulico más distanciado del pueblo y con un contenido más intelectual. Pero, vencida la herejía iconoclasta, el segundo periodo se va a caracterizar por su simbolismo y por su vinculación a un programa iconográfico determinado: cada tema deberá ocupar un lugar fijo en razón de las ideas que se quieren expresar y los artistas emplearán colores—el azul y el blanco como colores del cielo o el rojo como símbolo de Pasión y muerte— y perspectivas jerárquicas —la figura más importante se representa en mayor tamaño quelas demás— o inversa —las figuras más alejadas se presentan más grandes a los ojos del espectador que las situadas en primer término conforme al contenido litúrgico al que se sometan. En el último periodo se enriquece la iconografía de los temas evangélicos y los artistas trabajan con mayor libertad pero con figuras cada vez más artificiosas y estilizadas. Los temas más frecuentes son:

Cristo.

Aunque en la iconografía paleocristiana la representación de Cristo se manifestaba influida por la tradición helenística, joven e imberbe, el modelo sirio se va imponiendo con el paso del tiempo. Este modelo presenta un Cristo barbado, de larga melena, barba partida y unos pequeños mechones en la frente. Su imagen más habitual es la de pantocrátor, bendiciendo y con el Libro de la Vida en sus manos. Es la imagen del Dios juez que pasará al arte románico.

La Virgen.

Los modelos creados responden a cuestiones teológicas: la imagen más frecuente representada en los ábsideses la Kiriotissa, o trono de Dios que tiene al Niño de frente ya que ella misma es el trono de la sabiduría. Otras formas de presentar a María son la Theotokos o Madre de Dios que ofrece una fruta o una flor a su Hijo, como la Nueva Eva y la Hodigitria que señala a su Hijo como camino de salvación. Estas iconografías pasarán al arte medieval.

Otros temas.

La Anastasis o bajada de Cristo a los infiernos y  la Deesis que representa a Cristo con la Virgen y San Juan Bautista como intercesores de los hombres ante la divinidad. Estos ciclos fundamentales se enriquecen con la vida de los santos y las representaciones de estos con su nimbo, los libros en la mano si se trata de evangelistas y la palma como símbolo del martirio. En escasas ocasiones podemos encontrar temas profanos, tales como las imágenes del emperador Justiniano y su esposa Teodora que aparecen en la Iglesia de San Vital de Rávena. La pareja imperial, cada uno de ellos representado en un mosaico diferente y acompañados de su séquito, llevan ofrendas de plata a un santuario de Cristo, y lo hacen como los mártires y las Vírgenes que en San Apolinar Nuevo, llevan sus coronas a la Virgen. Llevar sus dones a la Iglesia y renovar con ello el acto del reconocimiento supremo de Dios y simultáneamente el derivado de su propia investidura son el símbolo de la alianza entre el poder político y el poder de la Iglesia que perdurará a lo largo de la Edad Media

Arte Paleo-Cristiano

Arte Paleo-Cristiano


Tras el Edicto de Milán (313) y el bautismo del emperador Constantino, se pone fin a una etapa de persecuciones contra los cristianos a quienes se consideraba enemigos de Roma y detractores de la estructura política y social que el Imperio había constituido. Prueba de ello son las persecuciones sistemáticas que sufrieron sus seguidores, especialmente los esclavos, que vieron en estas ideas una esperanza de igualdad y de mejora en sus condiciones de vida. Las más sangrientas fueron las de Decio (249-251) y Diocleciano (303-305). Tras el reconocimiento de Constantino, el 27 de febrero de 380 Teodosio declara al cristianismo religión oficial del Imperio y podremos ver cómo esta nueva ideología va a aprovechar las formas de conquista y de expansión romanas para extenderse principalmente por áreas urbanas, en las cuales existía una mayor concentración de población. Las zonas rurales, por el contrario, continuaron siendo paganas durante mucho tiempo aún. Podemos hablar de dos grandes etapas en el desarrollo del arte paleocristiano:
  •  Etapa primitiva. Anterior al Edicto y caracterizada por la clandestinidad y el escaso desarrollo del arte. Son ejemplos característicos de esta etapa las catacumbas y la creación de un vocabulario iconográfico, con carácter simbólico que tratará de difundir los nuevos dogmas y creencias en un periodo caracterizado por las persecuciones.
  •   Periodo de la Iglesia triunfante. Desarrollada entre los siglos IV y VI, durante la cual se desarrolla una arquitectura propia, en gran parte heredada de la romana, pero cambiando su función y su significado y por la introducción de nuevos temas en las artes figurativas que servirán de base a la escultura, pintura e ilustración del libro a lo largo de la Edad Media.


La etapa primitiva


La divulgación del cristianismo dentro del Imperio romano, se realizó a través de pequeñas células que se reunían al atardecer y en ellas se escuchaban lecturas, se cantaban salmos y en ocasiones, se distribuían víveres entre los indigentes. En la ciudad de Roma y según referencias  literarias estas reuniones tenían lugar en las salas de recepción de las casas de algunos patricios conversos. Estas salas recibían el nombre de “tituli” y se han encontrado algunos ejemplos en Siria (Doura Europos hacia el año 230). Pero, sin duda alguna, el arte más representativo se va a desarrollar en las catacumbas, excavadas en el subsuelo de las grandes ciudades. Estas catacumbas eran cementerios subterráneos, constituidos por largos corredores, con múltiples bifurcaciones que permitían a los cristianos reunirse en la clandestinidad, enterrar a sus muertos en nichos y desarrollar en sus paredes una iconografía simbólica que alude al mensaje de Cristo, a la eucaristía y a la promesa de salvación

La decoración de las catacumbas presentaba dos tipos de temas:
Los relacionados con el mundo pagano, cuyo significado conservan o alteran, según los casos. Incluimos en este apartado los símbolos de Cristo: el Cordero, el pez—cuyas letras en griego se corresponden con el acróstico de Jesús Cristo de Dios Hijo Salvador —, la eucaristía—viñas y pámpanos— y la vida eterna —el pavo real, símbolo de la inmortalidad.
Los inspirados en el Antiguo y Nuevo Testamento, relacionados con Moisés—el  agua de la roca—, Daniel —en el foso de los leones—, la resurrección de Lázaro y el  buen pastor —inspirado en el Moscóforo griego— referencia directa a Cristo como guía del pueblo cristiano.

La etapa de la Iglesia triunfante


Una vez reconocida la religión cristiana de forma oficial, los cristianos buscaron diferenciar sus lugares de culto de los templos politeístas que habían caracterizado a la antigua Roma. Pero, en lugar de concebir un edificio nuevo, acorde con sus exigencias litúrgicas, pensaron en la adaptación deformas preexistentes a las que van a dotar de un nuevo significado. El ejemplo perfecto es la basílica.
La basílica romana era un edificio destinado a la administración de justicia y que se componía de un espacio rectangular, dividido en tres naves —la central más alta que las laterales— que permitía abrir ventanas para la iluminación interior. La nave central se remataba por un ábside que po-día estar separado del resto del recinto y que en el mundo romano servía como lugar de establecimiento del magistrado encargado de los juicios. El sistema de cubiertas podía seguir indistintamente el tipo adintelado o abovedado. Esta disposición del edificio se adaptaba a las necesidades estéticas y propagandísticas que la nueva religión quería transmitir. En primer lugar, el sentido direccional hace recorrer al fiel el espacio desde la entrada al edificio hasta el altar, lugar reservado a manifestar la presencia de Dios en la tierra y la orientación hacia el Este, lugar por el que sale el sol y la luz, muestra al hombre el poder de la divinidad. En segundo lugar, la estructura basilical está precedida por un nártex o pórtico que sirve para ubicar a los catecúmenos o no bautizados y preparar al fiel para su purificación en el espacio interno. Finalmente, la zona del altar está separada del resto del espacio, lo cual prueba su carácter sagrado, y en ocasiones se dispone sobre una cripta o confessio donde se cobijan las reliquias de un mártir y puede presentar dos dependencias laterales —llamadas prótesis y diaconicon , similares a las actuales sacristías, destinadas a funciones litúrgicas.

Aunque la basílica es el prototipo arquitectónico por excelencia, el arte paleo cristiano ofrece también otras tipologías que tendrán notable transcendencia en el arte posterior. Se trata de los baptisterios y los martiria.

·         Baptisterios. Responden a la importancia que la comunidad cristiana concede al sacramento del bautismo, símbolo de la entrada de un nuevo fiel en el seno de la iglesia. La disposición elegida para acoger estas funciones está inspirada en la sala de agua caliente o caldarium de las termas romanas, tiene forma circular y en su centro, se dispone la pila del bautismo. Los ejemplos más importantes serán el de San Juan de Letrán en Roma (finales del siglo IV) y el de Los Ortodoxos en Rávena (siglo V)

·         Martyria. Servían como lugar de culto a las reliquias de los mártires, adoptan también una disposición circular, que, en ocasiones puede estar cubierta por una cúpula, al estilo de los templos circulares del mundo clásico. Sus ejemplos: la Iglesia de Santa Constanza en Roma (construida hacia el año 320) y el mausoleo de Gala Placidia en Rávena (siglo V) con planta de cruz griega.

Artes figurativas paleocristianas

El arte paleocristiano desarrolla tres tipos de manifestaciones: la escultura, la pintura (tanto parietal como ilustración de libros) y el mosaico. Las tres comparten la preocupación por difundir los temas de la nueva religión, principalmente la vida de Cristo, el triunfo de la fe y el crismón o anagrama de Cristo.
Los temas de la nueva religión se refieren fundamentalmente a las historias del Antiguo Testamento que anticipan la venida de Cristo —el sacrificio de Isaac o Jonás en el vientre dela ballena —La Traditio Legis o Cristo entregando la ley a Pedro como cabeza de la Iglesia y la Pasión de Cristo como mensaje de redención. El triunfo de la fe se representa como un cielo estrellado en cuyo centro se dispone la cruz o el crismón. Esta representación tiene su origen en las iniciales griegas del nombre de Jesucristo: la X (ji) y la P (ro), sobre puestas que puede completarse con las letras alfa y omega que simbolizan el principio y el fin de los tiempos.
El origen del crismón se relaciona con un testimonio de Eusebio relativo a la vida del emperador Constantino, quien, la noche anterior a la batalla de Puente Milvio contra Magencio vio en el cielo un crismón junto a la inscripción «IHS» (In Hoc Signo Vinceres
:«Con este signo vencerás») que curiosamente se corresponde con las iniciales latinas de Cristo.
La estética paleocristiana se manifiesta heredera de las formas romanas en estilo, técnicas y modelos, si bien dotándola de una temática y unos significados simbólicos. Un buen ejemplo de esta simbiosis son los sepulcros que presentan formas diferentes: los estrígiles, los retratos de los difuntos o los temas evangélicos, bien organizados en escenas separadas por columnas o en forma de friso corrido.

Roma





 

Roma

En Roma, debido a la influencia de Oriente, el arte adquirió́ un carácter más pasional e irracional; no fue un medio de representar la realidad, sino de provocar emociones. La línea fue sustituida por juegos de luces, y todo ello sentó́ las bases para la revolución radical que el cristianismo implicó y que ensombreció́ la estética griega durante siglos. Los romanos retomaron las experiencias etrusca y griega para crear, a partir de ellas, una arquitectura distinta. 
Roma tuvo su origen en el siglo VIII a.C., y desapareció́ en el siglo V d.C. Tras el paréntesis de dominación etrusca, se organizó políticamente como una república democrática de tipo griego donde los patricios aristócratas monopolizaban el poder frente a la clase popular plebeya. Fue una época de grandes conquistas que beneficiaron económicamente a las clases dirigentes al concederles grandes latifundios e infinidad de esclavos para trabajarlas. Este sistema económico esclavista será́ consecuencia y motor de conquistas y determinará aún más las diferencias con las clases populares, provocan- do guerras civiles entre ellas. Las enormes dimensiones territoriales y la necesidad de preservar la situación socioeconómica condujeron a la transformación en imperio con el emperador Augusto. 
La crisis del sistema esclavista arrastró, finalmente, la crisis de todo el edificio político romano. 

El arte romano mezcla su sustrato itálico, de carácter rustico, donde prima lo esotérico y sobrenatural con la influencia griega. 
En el arte romano se rechazan las sutilezas griegas y se inclinan, como pueblo rural, por la tendencia realista. Esto se manifiesta en el retrato que, si bien se daba en el helenismo, se considera típicamente romano. Desde la época etrusca se muestra ese interés, con la costumbre de reproducir en cera el rostro de los difuntos. Esta tradición condujo al desarrollo del retrato realista ro- mano el cual se diferencia del griego en que resalta la belleza corporal. 
Con el imperio se inician algunos cambios. Al convertirse Roma en un gran imperio surge la necesidad de servirse del arte como lenguaje inteligible para dar a conocer sus relatos y creencias en versión oficial. 
De ese modo, el realismo se orienta hacia la narración; por ello, se prefiere el relieve a la estatuaria, por resultar más apropiado, y cuyos antecedentes griegos los hallamos en las Panateneas. En Roma el relieve culmina con las columnas de Trajano y Marco Aurelio, con personajes que se mueven entre construcciones y paisajes naturales. 
En su expansión a Oriente, Roma va recogiendo su tradición y evolucionando de lo escultórico de belleza formal, a lo pictórico que se presta mejor al efecto realista y sensual donde la línea es sustituida por un juego de luces y sombras. 
Roma no sólo sufre atracción por Oriente porque propone satisfacciones a los sentidos, el pueblo romano está ávido de sensibilidad y desde Oriente le llegaron nuevas religiones; el culto a Mitra, Isis y Cibeles amenazaron incluso el culto oficial. El arte adquirió́ carácter pasional e irracional. Se piensa que esté no representaba la realidad, sino que provocaba emociones, revelaba algo invisible y escapaba a la lógica. Este proceso significó la preparación de la revolución radical que se produjo con el cristianismo y que ensombreció́ la estética griega durante siglos. 

 Arquitectura 


El pueblo romano es de un temperamento más práctico y de menor sensibilidad artística que el griego, aunque ello no le impidió́ seguir los pasos del arte griego, sobre todo de la época helenística, hasta el punto en que muchos historiadores del arte consideran sus manifestaciones artísticas como pertenecientes a una escuela helenística más. 
A pesar de reconocer en esta afirmación un gran fondo de verdad, debemos hacer constar que el artista romano no es un mero continuador de las formas estéticas griegas, sino que dentro de ellas mismas presenta una clara personalidad propia, sobre todo en cuanto a arquitectura, la cual está al servicio de la nueva sociedad urbana surgida con el imperio romano. 
Esta arquitectura se distingue por su más absoluto utilitarismo. Los emperadores potencian el crecimiento de las ciudades, las cuales se convierten en centros de poder político sobre el territorio circundante y se les dota con un sinfín de servicios: foros, templos, teatros; además de calzadas, acueductos y edificaciones conmemorativas (arcos de triunfo), lo que les otorga esa consistencia de la que aún hoy hacen gala y que nos habla de la propia inmortalidad del imperio. 
Si la aportación griega es importante en el nacimiento de este arte, justificada por la enorme multitud de artistas griegos que trabajan para clientes romanos, no es menor el papel de los etruscos. Los romanos recogerán la experiencia de los etruscos y los griegos, y crearán, a partir de ellas, una arquitectura diferente a los patrones originarios, dadas las distintas circunstancias sociales, urbanas y religiosas. 
Al sentir un gusto especial por el lujo y el recargamiento, los romanos prefieren los órdenes más pomposos: 
• Dórico. Es poco utilizado, en su lugar se prefiere el toscano. 
• Toscano. Posee un plinto, el fuste es liso, el capitel es pre- cedido de un astrágalo (toro diminuto). Éste se compone de 

Equina y ábaco. Procede del arte etrusco. 
• Jónico. Sitúa las volutas en diagonal. 
• Corintio. Las hojas de acanto son mucho más rizadas. 
• Compuesto. Su afán por la decoración hace que aparezca 
Este orden, suma de los dos anteriores, constituyendo el orden romano de mayor repercusión. 
Si los griegos habían utilizado diferentes ordenes en el interior de un edificio (Partenón), el arquitecto romano goza de mayor libertad de concepción que el griego. Así́ lo denotan la decoración de las metopas con rosetas, discos, la curvatura de los frisos, el tratamiento de las columnas y el gusto por la combinación de órdenes en fachadas utilizando un orden distinto en cada planta. 
Los romanos emplearon como elementos constructivos los siguientes: 
• El arco. Tomado de los etruscos y griegos, supieron elevarlo a la máxima expresión. 
• El dintel. Continuó ocupando un lugar privilegiado. 
• El arco-dintel. Los romanos supieron conjugar ambos elementos creando un sistema muy propio. El arco se inserta entre dos columnas y el dintel, dando lugar o las enjutas, creando una composición dinámica al contraponer líneas curvas y rectas. Con el tiempo, el arco crecerá́, cortando el entablamento que se convertirá́ así́ en un segundo capitel,  dando paso a una etapa barroca. 
Con una concepción novedosa, los romanos emplearon la bóveda de cañón y de arista, y la cúpula, la que les permitió́ solucionar la cobertura de los grandes espacios interiores. Pero por el enorme peso de la bóveda debieron dotar a los muros de un espesor considerable, lo que dificultó el uso de las columnas, que se vio relegado a un papel decorativo. 

Arquitectura civil: construcciones urbanas 

Casa 

 Su antecedente lo hallamos en la casa etrusca. La planta es rectangular y se compone de un vestíbulo que conduce al atrio o patio central cubierto parcialmente con un estanque en el centro que recoge las aguas de lluvia. Los dormitorios se disponen al lado del patio. En el fondo, la sala de estar y el comedor, a veces todo en una única sala. El piso está ornamentado con mosaicos, y en la entrada y las paredes aparecen pinturas que representan motivos arquitectónicos fantásticos y figurativos. 
A partir del siglo II, la influencia griega hizo que se añadiera un patio columnizado con estatuas y jardines. Desde la época imperial se generalizan las casas de alquiler a insulae, formadas por varios pisos. La planta baja se destinaba a tienda y los pisos superiores estaban ocupados por viviendas que se abrían a la calle por medio de balcones. 
Existían distintos tipos de vivienda: 
• Las insulae. Casas de pisos donde vivían las clases menos favorecidas. 
• Las domus. Que eran las viviendas de los hombres ricos. Se organizaban en torno de un patio llamado atrio. Las aguas del atrio caían al impluvium. Una de las estancias funda- mentales era el comedor o triclinium. 
• Las villas. Eran casas de campo con grandes extensiones de terreno para el cultivo. 




Foro

 La ciudad romana es de forma cuadrada a rectangular con una puerta en el centro de cada lado, como la Puerta Mayor de Roma, en España, la de Lugo, donde parten las calles principales. En la intersección de ambas se localiza el foro que es el centro de la vida ciudadana, allí́ se ubica el templo, la basílica, la biblioteca, etcétera. Se compone de una gran plaza enlosada, rodeada y decorada con efigies del emperador. Son célebres, el Foro romano y los foros de César Augusto y Trajano que se erigieron posteriormente. 

Basílica




Dedicada a la administración de justicia y al trato comercial, es un edificio de planta rectangular dividida en tres naves se- paradas por columnas y cubierta con bóveda de cañón plana de madera. La mayor parte de la nave central permite la iluminación interior. Esta misma nave termina, en la cabecera, en un ábside semicircular; allí́, se hallaban los jueces para administrar justicia. Algunos autores ven en estos edificios un precedente de los templos cristianos, como demuestra la pervivencia del vocablo. Son conocidas las basílicas de Pompeya y de Majencio, entre otras. Esta última dispone de bóveda de arista en la central y de cañón perpendicular a la central, en las laterales. 

Termas


Estas construcciones no sólo sirven como baños públicos, sino también como lugar de reunión, biblioteca, etcétera, lo que exigía unas instalaciones muy complejas: salas para ejercicios gimnásticos, sala de vapor y masajes, piscinas de agua caliente, templada y fría, etcétera. Esto da al conjunto dimensiones colosales, o al menos esa impresión nos producen las termas imperiales como las de Trajano y Caracalla. Esta última de inmensas proporciones, realizada en hormigón y ladrillo con revestimientos de ricos materiales. Está cubierta con una gigantesca bóveda de arista en la nave central, mientras las laterales están insertas dentro de los contrafuertes, y una enorme cúpula de 35 metros asentada sobre ocho pilares, pasando a circular por medio de ocho toscas. 

Edificios para espectáculos 
Las construcciones dedicadas a funciones de recreo adquirieron también poder político. Entre ellas habría que destacar los teatros y los anfiteatros, no sólo por el aprecio que mostraba el pueblo a los circos y termas. 

Anfiteatro 

Es el resultado de la unión de dos teatros clásicos y nos recuerda a nuestra plaza de toros.  El anfiteatro es un edificio genuinamente romano. Su planta es elíptica, en el centro la arena rodeada por todas partes de graderío para espectadores. Tanto la arena como las gradas están surcadas por túneles, corredores y cámaras. Está concebido para representaciones de espectáculos cruentos: lucha de gladiadores, batallas navales y caza de fieras salvajes. El anfiteatro más antiguo es el de Pompeya del siglo I a.C. (el más famoso es el Coliseo de Roma), levantado por vespasiana en el siglo I. 
Su parte superior fue añadida por Diocleciano. En el teatro aparecen en su fachada exterior una superposición de órdenes en sus tres pisos: toscano, jónico y corintio, que enmarcan los vanos. El piso superior es posterior y resulta más macizo, dispone de unas ménsulas para colocar los mástiles que sostenían la cubierta de tela que colocaban expertos marineros para impedir las molestias del sol. Tenía capacidad para unas 50000 personas que se distribuían según su categoría social en los tres pisos, el último de estructura de madera. En España se conservan los de  Mérida, Tarragona, itálica, entre otros. 

Teatro 

La concepción del teatro romano parte de la idea griega, con la diferencia de que hacen la construcción exenta, es decir, adosada, aislada de los muros, en lugar de La arquitectura de la época imperial buscó mostrar el poder alcanzado por Roma mediante edificios propagandísticos. Es el caso del anfiteatro que mandó construir Tito Flavio Vespasiano y que se conoce como Coliseo. Los anfiteatros de la época romana se consideran como desarrollos de los teatros griegos: dos teatros confrontados crearon este edificio. Servían como escenario de representaciones llamadas naumaquias, luchas de gladiadores y fieras. El Coliseo tiene planta elipsoidal con un graderío dividido en cuatro secciones: la primera y más próxima a la arena está destinada al emperador y los funcionarios imperiales de alto rango, la segunda a los nobles y caballeros, la tercera a las mujeres de éstos y la cuarta se localizaba en la parte más alta del edificio y se destinaba al pueblo. Tenía una capacidad para 50000 espectadores. Desde el punto de vista constructivo, predominan el mortero y el ladrillo con los que se constituyen los gruesos muros sustentantes del edificio, a esto se suman las bóvedas de medio cañón y de arista que cubren los pasillos. En el exterior, destaca la ornamentación de las arquerías con columnas dóricas, toscanas y jónicas y, en el último nivel, pilastras corintias. 
Aprovechar las laderas de las montañas. Esto permite levantar, bajo los graderíos, una red de túneles o galerías abovedadas en forma anular que comunican con los dormitorios y que facilitan un desalojo rápido del edificio. Frente a las gradas está el escenario, espacioso y monumental, decorado con columnas y esculturas. Detrás del escenario se hallaba el postscenios, destinado a camerinos de los actores y dotado con jardines. La orquesta, que en Grecia servía para el coro, aquí́ pierde su importancia, cambiando su forma, pasando de circular —en Grecia— a semicircular en Roma. En este lugar se asentarán los grandes personajes, mientras el coro se traslada a un lateral, llamado tribuna. La decoración exterior obedece a lo dicho en el anfiteatro. Son típicas muestras el teatro de Pompeya, Sagunto, de Aspendas, etc. 

Este último del siglo II, con capacidad para 7000 espectadores, dispone de una es- cena bien conservada, formada por cinco puertas y columnas exentas que soportan un entablamento que se quiebra hacia atrás. En la parte superior tiene unos fron- tones triangulares y curvados. Se complementa con una gran cantidad de estatuas. 

Circo

Es semejante a los estadios griegos. Dispone de una planta estrecha y alargada, con graderías en sus lados mayores y una espina en el centro de la arena que la divide longitudinalmente en dos pistas. Los lados menores terminan en semicírculos con graderío en uno de ellos, en el otro se ubican las cocheras y cuadras que se disponen en forma de arco del círculo. Estas edificaciones estaban destinadas a carreras de cuadrigas y ejercicios atléticos. Es más conocidos el Circus Máximus de Roma y en España el de Toledo y Mérida. 


Monumentos conmemorativos 

Arcos de triunfo 

El arco de triunfo con forma de puerta de ciudad aislada de la muralla se instalaba en foros, calzadas y puentes. Suele presentar uno o tres arcos y servía de pedestal de un grupo estatuario, al estilo de Grecia. De gran belleza de proporciones y sencillez es el arco de Tito, de un solo vano. El último gran arco imperial es el de Constantino, de finas proporciones, pero sus relieves son reutilizados. En España se conservan ejemplos en Medinaceli y Bará. 


Columnas conmemorativas 
Las columnas son obras de grandes proporciones. Su fuste se destina a ser decorado con relieves que ascienden continuamente de forma helicoidal, por ejemplo las de Marco Aurelio y la de Trajano; ambas narran, en estilo continuo, sus campañas militares. Esta última, de 40 metros de altura, contenía en su cámara inferior el sepulcro del mismo, desde donde arrancaba una escalera de caracol que conducía a su cima, coronada por una estatua suya en bronce que luego fue sustituida por la de San Pedro. 

Obras de ingeniería 


Calzadas y puentes 
Un imperio de tan vastas proporciones requería de una gran red de calzadas que le acercaran a las provincias más alejadas o facilitaran la comunicación entre la capital y el resto de las ciudades y estas entre sí́. Su construcción se realizó con criterios modernos que le dan una gran consistencia. Cuando se debía salvar un río, se construían magníficos puentes, algunos de proporciones inusitadas, como el Al-cántara sobre el Tajo que tiene unos 50 metros de altura con arco de triunfo en el centro y un templo en la entrada, o el de Mérida de casi un kilometro de longitud. 

Acueductos 
Aunque tengan un carácter utilitario, el arquitecto ha sabido dotarlos de cierta belleza y grandiosidad. Están destinados a abastecer de agua las ciudades. Resulta imponente por sus dimensiones el de Segovia, con doble línea de arcos sobrepuestos. 
El de los Milagros de Mérida, con arcos dobles y un único pilar para toda su altura, presenta en sus arcos y pilares una curiosa alternancia de sillares de piedra y ladrillo rojo que nos recuerda la mezquita de Córdoba. En Francia se halla el Pont Du Gard, de la época de Augusto, con una doble función de puente y acueducto, formado por triple arcada de tamaño desigual. 

Arquitectura religiosa 


El templo

 Los romanos copiaron los templos de los etruscos y de los griegos, pero introduje- ron serias modificaciones. Mientras estos últimos los ubican en lugares sagrados, los romanos los insertan en la urbe, levantándolos en los foros. Las gradas griegas fueron sustituidas por un basamento de paredes verticales que enmarcan, incluso, las gradas de acceso que se hallan en la fachada principal. Con esta nueva concepción, lo que se pierde en universalidad griega se gana en monumentalidad romana. Desinteresándose de las proporciones griegas, normalmente se trata de templos próstilos, seudoperípteros, con columnas adosadas a los muros, con cella y pronaos. Como ejemplos tenemos el de Fortuna viril del siglo I a.C., de orden jónico, hexástilo y columnas adosadas. La Maison Carrée de Nimes de orden corintio, es de la época de Augusto. 
Los templos de planta circular se inspiran en el tolo griego. Son importantes el de Vesta en Roma, sin podio, ni entablamento, y el de Vesta en Tívoli, ambos de la época republicana. Pero el más interesante es el Panteón de Agripa, obra de una grandiosidad singular destinada a centralizar la enorme variedad de cultos del imperio. Su fachada es de la forma de un pórtico clásico octóstilo rematado por un frontón con decoración en bronce y dos nichos que enmarcan la puerta. La mayor novedad es el hecho de estar cubierto su interior por una enorme cúpula de unos 42 metros de diámetro y 43 metros de altura que apoya sobre un tambor circular de seis metros de espesor, articulado en ocho pilares al- ternado con tantas exedras rectangulares o semicirculares que hacen la capilla; esto crea una sensación de unidad y un efecto especial inmenso al producirse el transito a la bóveda sin continuidad. 
Su decoración interior contrasta con la sobriedad exterior. La cúpula, realizada con materiales ligeros y arcos de descargo sobrepuestos, se decoró con casetones decrecientes y ternas en bronce dorado, dispone en su parte superior de una clara- boya circular de nueve metros e ilumina el recinto, a través del cual penetra la luz del sol que se mueve libremente en el interior del edificio. El espacio interior adquiere un valor simbólico: la cúpula representa la bóveda celeste, que muestra su unidad cósmica en torno de dicho lugar, convirtiendo a Roma en centro del universo. Es difícil de creer, por la falta de antecedentes, que esta obra fuese levantada en época de Agripa; más bien, debemos creer que la reconstrucción de Adriano incluyera la cúpula. Una obra excepcional por su calidad decorativa es el Ara Pacis o Altar de la Paz de la época de Augusto. De planta cuadrada de unos 10 metros de lado, con dos puertas de acceso en sus lados mayores, está decorada con relieves que nos relatan la procesión anual para presentar ofrendas al altar de la paz. Su decoración vegetal es lo mejor del arte romano.
 Ver más de arquitectura:( https://www.youtube.com/watch?v=zLxjFF0gry8 )
APA

  • MARIA TERESA FERNANDEZ MADRID; OSCAR GOMEZ VIOQUE; MARIA LUISA MARTINEZ CONDE; ENRIQUE VALDEARCOSGUERRERO . (2009). EL ARTE ROMANO: DESARROLLO Y PRINCIPALES INFLUENCIAS. En HISTORIA DEL ARTE BACHILLERES DOS(42-50). ESPAÑA ARAVACA MADRID: MC GRAW HILL ITERAMERICANA SA DE CV.
  • Maria del Rosario Farga Mullor. (2012). El arte clasico roma. En Historia del arte(122-130). Mexico: PERSON EDUCACION MEXICO SA DE SV