Roma
En Roma, debido a
la influencia de Oriente, el arte adquirió́
un carácter más pasional e irracional; no fue un medio de
representar la realidad, sino de provocar emociones. La línea fue
sustituida por juegos de luces, y todo ello sentó́ las bases para
la revolución radical que el cristianismo implicó y
que ensombreció́ la estética griega durante siglos. Los romanos
retomaron las experiencias etrusca y griega para crear, a partir de ellas,
una arquitectura distinta.
Roma tuvo su origen
en el siglo VIII a.C., y desapareció́ en el siglo V d.C. Tras el paréntesis
de dominación etrusca, se organizó políticamente como
una república democrática de tipo griego donde los
patricios aristócratas monopolizaban el poder frente a la clase
popular plebeya. Fue una época de grandes conquistas que
beneficiaron económicamente a las clases dirigentes al concederles grandes
latifundios e infinidad de esclavos para trabajarlas. Este sistema económico esclavista será́
consecuencia y motor de conquistas y determinará aún más las diferencias con
las clases populares, provocan- do guerras civiles entre ellas. Las enormes
dimensiones territoriales y la necesidad de preservar la situación socioeconómica condujeron a
la transformación en imperio con el emperador Augusto.
La crisis del sistema
esclavista arrastró, finalmente, la crisis de todo el edificio político romano.
El arte romano
mezcla su sustrato itálico, de carácter rustico, donde prima lo esotérico y
sobrenatural con la influencia griega.
En el arte romano
se rechazan las sutilezas griegas y se inclinan, como pueblo rural, por la
tendencia realista. Esto se manifiesta en el retrato que, si bien se
daba en el helenismo, se considera típicamente romano. Desde la época etrusca
se muestra ese interés, con la costumbre de reproducir en cera el rostro
de los difuntos. Esta tradición condujo al desarrollo del retrato
realista ro- mano el cual se diferencia del griego en que resalta la belleza
corporal.
Con el imperio se
inician algunos cambios. Al convertirse Roma en un
gran imperio surge la necesidad de servirse del arte como lenguaje
inteligible para dar a conocer sus relatos y creencias en versión oficial.
De ese modo, el
realismo se orienta hacia la narración; por ello, se prefiere el
relieve a la estatuaria, por resultar más apropiado, y cuyos
antecedentes griegos los hallamos en las Panateneas. En Roma el relieve
culmina con las columnas de Trajano y Marco Aurelio, con personajes que se
mueven entre construcciones y paisajes naturales.
En su expansión a
Oriente, Roma va recogiendo su tradición y evolucionando de lo escultórico de
belleza formal, a lo pictórico que se presta mejor al efecto realista
y sensual donde la línea es sustituida por un juego de luces y
sombras.
Roma no sólo sufre atracción por
Oriente porque propone satisfacciones a los sentidos, el pueblo
romano está ávido de sensibilidad y desde Oriente le llegaron nuevas
religiones; el culto a Mitra, Isis y Cibeles amenazaron incluso el culto oficial.
El arte adquirió́ carácter pasional e irracional. Se piensa
que esté no representaba la realidad, sino que
provocaba emociones, revelaba algo invisible y escapaba a la lógica.
Este proceso significó la preparación de la revolución radical
que se produjo con el cristianismo y que ensombreció́ la estética griega
durante siglos.
Arquitectura
El pueblo romano es
de un temperamento más práctico y de menor sensibilidad artística que el
griego, aunque ello no le impidió́ seguir los pasos del arte griego, sobre todo
de la época helenística, hasta el punto en que muchos historiadores del arte
consideran sus manifestaciones artísticas como pertenecientes a una escuela helenística
más.
A pesar de
reconocer en esta afirmación un gran fondo de verdad, debemos hacer constar que
el artista romano no es un mero continuador de las formas estéticas griegas,
sino que dentro de ellas mismas presenta una clara personalidad
propia, sobre todo en cuanto a arquitectura, la cual está al servicio de
la nueva sociedad urbana surgida con el imperio romano.
Esta arquitectura
se distingue por su más absoluto utilitarismo. Los emperadores
potencian el crecimiento de las ciudades, las cuales se convierten en centros
de poder político sobre el territorio circundante y se les dota con
un sinfín de servicios: foros, templos, teatros; además de
calzadas, acueductos y edificaciones conmemorativas (arcos de
triunfo), lo que les otorga esa consistencia de la que aún hoy hacen
gala y que nos habla de la propia inmortalidad del imperio.
Si la aportación griega
es importante en el nacimiento de este arte, justificada por la enorme multitud
de artistas griegos que trabajan para clientes romanos, no es menor
el papel de los etruscos. Los romanos recogerán la experiencia de los
etruscos y los griegos, y crearán, a partir de ellas,
una arquitectura diferente a los patrones originarios, dadas las
distintas circunstancias sociales, urbanas y religiosas.
Al sentir un gusto
especial por el lujo y el recargamiento, los romanos prefieren los órdenes más pomposos:
• Dórico. Es poco
utilizado, en su lugar se prefiere el toscano.
• Toscano. Posee un
plinto, el fuste es liso, el capitel es pre- cedido de un astrágalo (toro
diminuto). Éste se compone de
Equina y ábaco.
Procede del arte etrusco.
• Jónico. Sitúa las
volutas en diagonal.
• Corintio. Las
hojas de acanto son mucho más rizadas.
• Compuesto. Su afán
por la decoración hace que aparezca
Este orden, suma de
los dos anteriores, constituyendo el orden romano de mayor repercusión.
Si los
griegos habían utilizado diferentes ordenes en
el interior de un edificio (Partenón), el arquitecto romano goza de
mayor libertad de concepción que el griego. Así́ lo denotan
la decoración de las metopas con rosetas, discos, la
curvatura de los frisos, el tratamiento de las columnas y el gusto por la combinación de órdenes en
fachadas utilizando un orden distinto en cada planta.
Los romanos
emplearon como elementos constructivos los siguientes:
• El arco. Tomado
de los etruscos y griegos, supieron elevarlo a la máxima expresión.
• El dintel.
Continuó ocupando un lugar privilegiado.
• El arco-dintel.
Los romanos supieron conjugar ambos elementos creando un sistema muy
propio. El arco se inserta entre dos columnas y el dintel, dando lugar o las
enjutas, creando una composición dinámica al contraponer líneas curvas
y rectas. Con el tiempo, el arco crecerá́, cortando el entablamento que
se convertirá́ así́ en un segundo capitel, dando paso a una etapa barroca.
Con una concepción novedosa,
los romanos emplearon la bóveda de cañón y de arista, y la cúpula,
la que les permitió́ solucionar la cobertura de los grandes
espacios interiores. Pero por el enorme peso de la bóveda debieron
dotar a los muros de un espesor considerable, lo que dificultó el uso de las
columnas, que se vio relegado a un papel decorativo.
Arquitectura civil: construcciones urbanas
Casa
A partir del siglo
II, la influencia griega hizo que se añadiera un
patio columnizado con estatuas y jardines. Desde la época imperial
se generalizan las casas de alquiler a insulae,
formadas por varios pisos. La planta baja se destinaba a tienda y los pisos
superiores estaban ocupados por viviendas que se abrían a la calle
por medio de balcones.
Existían distintos
tipos de vivienda:
• Las insulae.
Casas de pisos donde vivían las clases menos favorecidas.
• Las domus.
Que eran las viviendas de los hombres ricos. Se organizaban en torno de un
patio llamado atrio. Las aguas del atrio caían al impluvium. Una
de las estancias funda- mentales era el comedor o triclinium.
• Las villas.
Eran casas de campo con grandes extensiones de terreno para el cultivo.
Foro
La ciudad romana es de forma cuadrada a rectangular con una puerta en el centro de cada lado, como la Puerta Mayor de Roma, en España, la de Lugo, donde parten las calles principales. En la intersección de ambas se localiza el foro que es el centro de la vida ciudadana, allí́ se ubica el templo, la basílica, la biblioteca, etcétera. Se compone de una gran plaza enlosada, rodeada y decorada con efigies del emperador. Son célebres, el Foro romano y los foros de César Augusto y Trajano que se erigieron posteriormente.
Basílica
Dedicada a la administración de
justicia y al trato comercial, es un edificio de planta rectangular dividida en
tres naves se- paradas por columnas y cubierta con bóveda de cañón plana
de madera. La mayor parte de la nave central permite la iluminación interior.
Esta misma nave termina, en la cabecera, en un ábside semicircular; allí́,
se hallaban los jueces para administrar justicia. Algunos autores ven en
estos edificios un precedente de los templos cristianos, como demuestra la
pervivencia del vocablo. Son conocidas las basílicas de Pompeya y
de Majencio, entre otras. Esta última dispone de bóveda de
arista en la central y de cañón perpendicular a la central, en las
laterales.
Termas
Estas construcciones no sólo sirven
como baños públicos, sino también como lugar de reunión,
biblioteca, etcétera, lo que exigía unas instalaciones muy
complejas: salas para ejercicios gimnásticos, sala de vapor y masajes,
piscinas de agua caliente, templada y fría, etcétera. Esto da al
conjunto dimensiones colosales, o al menos esa impresión nos
producen las termas imperiales como las de Trajano y Caracalla.
Esta última de inmensas proporciones, realizada en hormigón y
ladrillo con revestimientos de ricos materiales. Está cubierta con una
gigantesca bóveda de arista en la nave central, mientras las
laterales están insertas dentro de los
contrafuertes, y una enorme cúpula de 35 metros asentada sobre ocho
pilares, pasando a circular por medio de ocho toscas.
Edificios
para espectáculos
Las construcciones
dedicadas a funciones de recreo adquirieron también poder político.
Entre ellas habría que destacar los teatros y los anfiteatros,
no sólo por el aprecio que mostraba el pueblo a los circos y
termas.
Anfiteatro
Es el resultado de
la unión de dos teatros clásicos y nos recuerda a nuestra plaza
de toros. El anfiteatro es un edificio genuinamente
romano. Su planta es elíptica, en el centro la arena rodeada por
todas partes de graderío para espectadores. Tanto la arena como las
gradas están surcadas por túneles, corredores y cámaras.
Está concebido para representaciones de espectáculos cruentos: lucha
de gladiadores, batallas navales y caza de fieras salvajes. El anfiteatro más antiguo
es el de Pompeya del siglo I a.C. (el más famoso es el Coliseo de
Roma), levantado por vespasiana en el siglo I.
Su parte superior
fue añadida por Diocleciano. En el teatro aparecen en su fachada
exterior una superposición de órdenes en sus tres
pisos: toscano, jónico y corintio, que enmarcan los vanos.
El piso superior es posterior y resulta más macizo, dispone de
unas ménsulas para colocar los mástiles que sostenían la
cubierta de tela que colocaban expertos marineros para impedir las molestias
del sol. Tenía capacidad para unas 50000 personas que se distribuían según su categoría social
en los tres pisos, el último de estructura de madera. En España se
conservan los de Mérida, Tarragona, itálica,
entre otros.
Teatro
La concepción del
teatro romano parte de la idea griega, con la diferencia de que hacen la construcción exenta,
es decir, adosada, aislada de los muros, en lugar de La arquitectura
de la época imperial buscó mostrar el poder alcanzado por Roma
mediante edificios propagandísticos. Es el caso del anfiteatro que mandó
construir Tito Flavio Vespasiano y que se conoce como Coliseo. Los
anfiteatros de la época romana se consideran como desarrollos de los
teatros griegos: dos teatros confrontados crearon este edificio. Servían como
escenario de representaciones llamadas naumaquias, luchas
de gladiadores y fieras. El Coliseo tiene
planta elipsoidal con un graderío dividido en cuatro
secciones: la primera y más próxima a la arena está destinada
al emperador y los funcionarios imperiales de alto rango, la segunda a los
nobles y caballeros, la tercera a las mujeres de éstos y la cuarta
se localizaba en la parte más alta del edificio y se
destinaba al pueblo. Tenía una capacidad para 50000 espectadores.
Desde el punto de vista constructivo, predominan el mortero y el ladrillo con
los que se constituyen los gruesos muros sustentantes del edificio, a esto se
suman las bóvedas de medio cañón y de arista que cubren los
pasillos. En el exterior, destaca la ornamentación de las arquerías con
columnas dóricas, toscanas y jónicas y, en el último nivel,
pilastras corintias.
Aprovechar las
laderas de las montañas. Esto permite levantar, bajo los graderíos,
una red de túneles o galerías abovedadas en forma anular
que comunican con los dormitorios y que facilitan un desalojo rápido del
edificio. Frente a las gradas está el escenario, espacioso y monumental,
decorado con columnas y esculturas. Detrás del escenario se
hallaba el postscenios, destinado a camerinos de los actores y dotado con
jardines. La orquesta, que en Grecia servía para el coro, aquí́
pierde su importancia, cambiando su forma, pasando de circular —en
Grecia— a semicircular en Roma. En este lugar se asentarán los
grandes personajes, mientras el coro se traslada a un lateral, llamado tribuna.
La decoración exterior obedece a lo dicho en el anfiteatro. Son típicas muestras
el teatro de Pompeya, Sagunto, de Aspendas, etc.
Este último del
siglo II, con capacidad para 7000 espectadores, dispone de una es- cena bien
conservada, formada por cinco puertas y columnas exentas que soportan un
entablamento que se quiebra hacia atrás. En la parte superior tiene
unos fron- tones triangulares y curvados. Se complementa con una gran
cantidad de estatuas.
Circo
Es semejante a los estadios griegos. Dispone de una planta estrecha y alargada, con graderías en sus lados mayores y una espina en el centro de la arena que la divide longitudinalmente en dos pistas. Los lados menores terminan en semicírculos con graderío en uno de ellos, en el otro se ubican las cocheras y cuadras que se disponen en forma de arco del círculo. Estas edificaciones estaban destinadas a carreras de cuadrigas y ejercicios atléticos. Es más conocidos el Circus Máximus de Roma y en España el de Toledo y Mérida.
Monumentos conmemorativos
Arcos de
triunfo
El arco de triunfo con forma de puerta de ciudad aislada de la muralla se instalaba en foros, calzadas y puentes. Suele presentar uno o tres arcos y servía de pedestal de un grupo estatuario, al estilo de Grecia. De gran belleza de proporciones y sencillez es el arco de Tito, de un solo vano. El último gran arco imperial es el de Constantino, de finas proporciones, pero sus relieves son reutilizados. En España se conservan ejemplos en Medinaceli y Bará.
Columnas
conmemorativas
Las columnas son
obras de grandes proporciones. Su fuste se destina a ser decorado con relieves
que ascienden continuamente de forma helicoidal, por ejemplo las de Marco
Aurelio y la de Trajano; ambas narran, en estilo continuo, sus campañas militares.
Esta última, de 40 metros de altura, contenía en su cámara inferior
el sepulcro del mismo, desde donde arrancaba una escalera de caracol que conducía a
su cima, coronada por una estatua suya en bronce que luego fue sustituida por
la de San Pedro.
Obras de ingeniería
Calzadas y
puentes
Un imperio de tan
vastas proporciones requería de una gran red de calzadas que le
acercaran a las provincias más alejadas o facilitaran la comunicación entre
la capital y el resto de las ciudades y estas entre sí́.
Su construcción se realizó con criterios modernos que le dan una
gran consistencia. Cuando se debía salvar un río, se construían magníficos puentes,
algunos de proporciones inusitadas, como el Al-cántara sobre el Tajo
que tiene unos 50 metros de altura con arco de triunfo en el centro y un templo
en la entrada, o el de Mérida de casi un kilometro de
longitud.
Acueductos
Aunque tengan
un carácter utilitario, el arquitecto ha sabido dotarlos de cierta
belleza y grandiosidad. Están destinados a abastecer de agua las
ciudades. Resulta imponente por sus dimensiones el de Segovia, con doble línea de
arcos sobrepuestos.
El de los Milagros
de Mérida, con arcos dobles y un único pilar para toda su
altura, presenta en sus arcos y pilares una curiosa alternancia de sillares de
piedra y ladrillo rojo que nos recuerda la mezquita de Córdoba. En Francia
se halla el Pont Du Gard, de la época de Augusto, con
una doble función de puente y acueducto, formado por triple arcada de tamaño desigual.
Arquitectura religiosa
El templo
Los romanos
copiaron los templos de los etruscos y de los griegos, pero introduje- ron
serias modificaciones. Mientras estos últimos los ubican en lugares
sagrados, los romanos los insertan en la urbe, levantándolos en los foros.
Las gradas griegas fueron sustituidas por un basamento de paredes
verticales que enmarcan, incluso, las gradas de acceso que se hallan en la
fachada principal. Con esta nueva concepción, lo que se pierde
en universalidad griega se gana
en monumentalidad romana. Desinteresándose de
las proporciones griegas, normalmente se trata de templos próstilos, seudoperípteros,
con columnas adosadas a los muros, con cella y pronaos. Como ejemplos
tenemos el de Fortuna viril del siglo I a.C., de orden jónico, hexástilo y
columnas adosadas. La Maison Carrée de Nimes de orden
corintio, es de la época de Augusto.
Los templos de
planta circular se inspiran en el tolo griego. Son importantes
el de Vesta en Roma, sin podio, ni entablamento, y el de Vesta en Tívoli,
ambos de la época republicana. Pero el más interesante es
el Panteón de Agripa, obra de una grandiosidad singular
destinada a centralizar la enorme variedad de cultos del imperio. Su fachada es
de la forma de un pórtico clásico octóstilo rematado por
un frontón con decoración en bronce y dos nichos que
enmarcan la puerta. La mayor novedad es el hecho de estar cubierto su interior
por una enorme cúpula de unos 42 metros de diámetro y 43
metros de altura que apoya sobre un tambor circular de seis metros de
espesor, articulado en ocho pilares al- ternado con
tantas exedras rectangulares o semicirculares que hacen la capilla;
esto crea una sensación de unidad y un efecto especial inmenso al
producirse el transito a la bóveda sin continuidad.
Su decoración interior
contrasta con la sobriedad exterior. La cúpula, realizada con materiales
ligeros y arcos de descargo sobrepuestos, se decoró
con casetones decrecientes y ternas en bronce dorado, dispone en su
parte superior de una clara- boya circular de nueve metros e ilumina
el recinto, a través del cual penetra la luz del sol que se
mueve libremente en el interior del edificio. El espacio interior adquiere un
valor simbólico: la cúpula representa la bóveda celeste,
que muestra su unidad cósmica en torno de dicho lugar, convirtiendo a Roma
en centro del universo. Es difícil de creer, por la falta de
antecedentes, que esta obra fuese levantada en época de Agripa; más bien, debemos creer que la reconstrucción de Adriano incluyera la cúpula.
Una obra excepcional por su calidad decorativa es el
Ara Pacis o Altar de la Paz de la época de Augusto. De
planta cuadrada de unos 10 metros de lado, con dos puertas de acceso
en sus lados mayores, está decorada con relieves que nos relatan la procesión anual
para presentar ofrendas al altar de la paz. Su decoración vegetal es
lo mejor del arte romano.
Ver más de
arquitectura:( https://www.youtube.com/watch?v=zLxjFF0gry8
)
APA
APA
- MARIA TERESA FERNANDEZ MADRID; OSCAR GOMEZ VIOQUE; MARIA LUISA MARTINEZ CONDE; ENRIQUE VALDEARCOSGUERRERO . (2009). EL ARTE ROMANO: DESARROLLO Y PRINCIPALES INFLUENCIAS. En HISTORIA DEL ARTE BACHILLERES DOS(42-50). ESPAÑA ARAVACA MADRID: MC GRAW HILL ITERAMERICANA SA DE CV.
- Maria del Rosario Farga Mullor. (2012). El arte clasico roma. En Historia del arte(122-130). Mexico: PERSON EDUCACION MEXICO SA DE SV
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